lunes, 2 de febrero de 2009

Cuando un personaje es sinónimo de película

Que Billy Wilder era un genio no es algo que en un blog como éste merezca una sola línea de discusión, que obras como ésta engrandecen la historia del cine, tampoco. "El crepúsculo de los Dioses" o "Sunset Boulevard" (como más guste llamarla) es para mí la mejor obra del director austriaco, y eso que son muchas pero que muchas las que merecerían un apartado especial en este blog.

Alejado de sus clásicas comedias, "El crepúsculo de los Dioses" fue una de esas raras obras clásicas que se podrían englobar en diferentes géneros a la vez. Y es que por todos es conocido que en la época dorada de Hollywood si por algo se caracterizaban las películas era por pertenecer con bastante claridad a un determinado género cinematográfico. Las comedias eran comedias, los dramas no podían ser más dramáticos y las películas con altas dosis de suspense carecían de cualquier guiño cómico o exceso de dramatismo. El cine negro estaba perfectamente etiquetado y si hablamos de otros generos como el terror o la ciencia ficción, entonces las límites ya sí que no podían ser más gruesos. "El crepúsculo de los Dioses", sin embargo, tocaba un poco de cada género. Con un excelente guión ganador de un Oscar, una puesta en escena brillante y una Gloria Swanson que inmortalizaría de por vida el personaje de Norma Desmond (interpretado con posterioridad en obras de teatro por actrices como Glenn Close), éste es otro de esos títulos obligados que terminan gustando incluso a los que rechazan el cine clásico. ¿Y es que alguien ve algún clasicismo en "Sunset Boulevard"?. A mí, sinceramente, me cuesta encontrarlo...

Místico

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