martes, 24 de febrero de 2009

Rompiendo con los tópicos de un género

Debo reconocer que no soy muy adepto a la ciencia ficción, que han sido pocos los títulos de este género que realmente me gustaron o en los que pude encontrar algo más que dos horas de entretenimiento frente a una pantalla. Creo que éste es un género del que se podría sacar mucho más partido, pero bien por comodidad o bien por falta de ideas, las propuestas que nos han hecho a lo largo de los años se han limitado a seguir unas recetas ya demasiado conocidas.

"Alien, el octavo pasajero" supuso toda una revolución dentro del género. Una película narrada con maestría y que contó con el apoyo de un público necesitado de nuevas formas de entender el cine. Desgraciadamente, cada vez que una cinta sorprende, surgen un sinfín de título similares que ansían repetir el éxito utilizando los mismos ingredientes que su predecesora. "Alien, el octavo pasajero" también contó con estos imitadores. Lo que olvidan en muchas ocasiones los responsables de estos proyectos es que el éxito de un título no radica en los ingredientes que utilice, sino en la forma de mezclarlos y en eso "Alien" no tenía posible imitador.

Y es que este metraje, además de contar con unos efectos especiales brillantes, supo transmitirnos angustia como ningún otro, utilizando para ello escenarios asfixiantes y claustrofóbicos y haciéndonos temer a una criatura que sólo se nos mostraba en partes, a pequeñas dosis, lo cual acrecentaba aún más si cabe nuestro miedo a ella.

Que el héroe de esta cinta fuese una mujer fue otro de sus grandes aciertos. Y es que en un principio la nave Nostromo iba a ser ocupada íntegramente por hombres, siendo el actor Tom Skerritt el encargado de meterse en la piel del teniente Ripley. De haber sido así es posible que "Alien, el octavo pasajero" no hubiese tenido tanta trascendencia, pero Ridley Scott tenía talento, y escapando de convencionalismos y clichés, optó porque fuese una mujer la encargada de plantar cara a la más terrible de todas las criaturas. La encargada de ello sería la actriz Sigourney Weaver, no demasiado conocida en aquel momento pero que cumplía con creces los requisitos físicos necesarios para el papel. Qué diferente hubiese sido esta historia si Tom Skerrit se hubiese convertido en el partenaire de aquella extrana criatura, ¿verdad?

Dedicado a un buen seguidor de este blog.

Místico

1 comentario:

  1. ¡Al fin Alien!, pensé que no ibas a llegar a ella.
    Veamos, aquí tenemos varios aspectos que confluyen en una obra maestra:
    Primera, el ritmo. La película se toma el tiempo que necesita poco a poco, sin prisas.
    Segunda, la realidad. Es una película de ciencia ficción, si, pero el carguero espacial tiene el tamaño que debe tener (enorme), los viajes duran lo que duran (años), entrar en la atmósfera de un planeta lleva su tiempo y complicaciones. Y en una nave comercial, pues no hay armas superfuturistas.
    Tercera, ambientación. Tanto la música, como los escenarios y la criatura (premio para H.R. Giger por el mejor monstruo de la historia del cine). Todos se alían para dar el aura necesario a esta cinta.
    Para mi una de las mejores películas de todos los tiempos.
    ¡Y después hubo una segunda parte que mantuvo nivel, si no superó, a esta!

    De las otras partes me abstengo de comentar.

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