viernes, 29 de mayo de 2009

Cuando el mal tenía rostro de niño

Otro de esos títulos de referencia dentro del cine de género. "La Profecía", el título de 1976 dirigido por Richard Donner, tomaba el relevo de "El exorcista" y conseguía dar un paso al frente respecto a la historia que William Friedkin nos contaba tres años atrás. Y es que aquí Damien (el niño protagonista) no estaba poseído por el diablo. Aquí Damien, simplemente, era el hijo del mismísimo Satanás: el anticristo llegado a la tierra que habría de marcar una nueva era. Un personaje que suponía la antítesis absoluta del mismísimo Jesucristo y que se materializaba en un niño de mirada fría que conseguía transmitirnos miedo, mucho pero que mucho miedo.

Una cinta que nos planteaba la dureza de una decisión: la de tener que acabar con la vida de un hijo al que se había amado como sólo unos padres eran capaces de hacerlo. Un metraje oscuro, con un mensaje absolutamente desesperanzador, que tenía momentos realmente brillantes. Sirvan de ejemplo las extrañas muertes de las que éramos testigos a lo largo de todo el metraje, así como la extraña relación que mantenían todas ellas con unas misteriosas e inquietantes fotografías.

Un título que suponía un buen espaldarazo en la carrera de un Gregory Peck en horas bajas y que contó con dos secuelas, así como con un inevitable remake. De éste último llamaba especialmente la atención la fecha elegida para su estreno. Una brillante campaña de marketing que haría que la cinta viese la luz el 6 de junio de hace ahora tres años, es decir, el 06-06-06. Imposible encontrar un día mejor para el estreno de esa película.

Místico

jueves, 28 de mayo de 2009

La cenicienta más musical

Apenas era un niño cuando vi esta película por primera vez y no miento al afirmar que quedé completamente fascinado por el encanto de aquellas canciones, de aquellos bailes y aquel vestuario que recreaban el musical de Jim Jacobs y Warren Caseyra de 1972. Y es que "Grease" ("Brillantina" en el momento de su estreno) resultaba una propuesta entretenida, vistosa y tremendamente mediática que revolucionaría en gran medida el panorama musical de aquellos últimos años de la década de los 70.

La propuesta era sencilla: la historia de una cenicienta sesentera en años de instituto plagada de actores treintañeros que simulaban salir de tiempos de pubertad. Una historia sin más pretensiones que la de llegar a una generación de potenciales espectadores pero que serviría a algunos de sus actores para ser recordados incluso en décadas posteriores. Olivia Newton-John (30 años) quedaría para siempre unida a este título, al igual que su amiga Stockard Channing (34), mientras que un John Travolta bastante más joven que ellas se consolidaba como chico de moda del momento justo un año después de su inolvidable "Fiebre del sábado noche".

Curioso resulta que una de sus canciones más recordadas ("You're the one that i want") a punto estuvo de quedar fuera del montaje final, dado el rechazo que por la misma sentía el director de la película, como también resulta curioso conocer que fue el mismísimo John Travolta el que tuvo que convencer a Olivia Newton-John para que aceptara finalmente ser su partenaire en el rodaje de esta película. Las malas experiencias que en el cine había tenido la actriz inglesa le habían hecho rechazarlo en una primera instancia. Lo de las malas experiencias no me sorprende. Y es que, ya sabemos cómo se trabaja en esto del cine...

Místico

miércoles, 27 de mayo de 2009

Una inquietante propuesta llegada de Oriente

Hace ya cinco años nos llegaba de la lejana Corea una extraña película que a mí personalmente me sorprendió. Se trataba de un trabajo del director Kim Ji-Woon que, pese a haber surgido en pleno éxtasis del cine de terror oriental, mantenía con sus hermanas llegadas de oriente una diferencia formal que sin duda la hacía diferente. Una trama ligeremente enrevesada que recreaba en cambio la mejor de las atmósferas posibles y que, apoyada por unas buenas interpretaciones, conseguía jugar con la psique del espectador de un modo muy diferente a lo que habían hecho hasta la fecha títulos como "The Ring" o "La Maldición".

"Dos hermanas" no estaba plagada de saltos de butaca. Aquí el terror estaba interiorizado en los propios personajes, en el oscuro pasado que envolvía a cada uno de ellos. Y es que lo realmente brillante de esta cinta era su atmósfera, recreada en la confusión de sentir un miedo diferente: aquel que sabíamos presente pero que no éramos capaces de comprender, la angustia de saber que ese miedo existía y no ser capaces de verlo.

Su espectacular giro argumental no sólo conseguía sorprender a los espectadores menos avispados, sino que a diferencia de otros títulos con final similar, servía para atar aquellos cabos que un guión tan complejo iba dejando a lo largo del metraje.

Cierto es que en determinados momentos la cinta divagaba en exceso, pero también lo es que ésta fue una de las pocas películas diferentes que se nos ofreció en unos años cargados de demasiadas propuestas de terror oriental.

Místico

martes, 26 de mayo de 2009

Absurdamente divertida

"Aterriza como puedas" es una de esas películas que, si no por la calidad de su propuesta, sí al menos por las repercusiones que en el cine de género tuvo, resulta merecedora absoluta de figurar en un blog como éste. Una película que podría considerarse pionera en esto de la comedia del absurdo y que revolucionaría este género allá por comienzos de la década de los 80.

Parodia del cine catastrofista de años anteriores (en especial de "Aeropuerto 75" y "Zero Hour!"), esta película consiguió hacernos reir de un modo absurdo pero inteligente, sin saturar del modo que posteriormente harían muchas de sus películas imitadoras. Una película en la que lo que sucedía en segundo plano era tan importante o más que lo que veíamos en el primero de ellos. Un guión con excelentes personajes y que supuso el descubrimiento de Leslie Nielsen, ligado ya para siempre a títulos como éste.

Otra de esas películas cuyo reconocimiento llegaría años después de su estreno, llegando a ser nombrada por el American Film Institute como la décima película más cómica de la historia.

Místico

lunes, 25 de mayo de 2009

Una película generacional

Hace pocos días, leyendo un artículo en el que se analizaba de un modo bastante acertado la oscarizada cinta de Fernando Trueba "Belle Époque" (imperdonable no recordar de quién), el autor de mencionado texto "de cuyo nombre no puedo acordarme" hablaba de esta cinta como un claro ejemplo de película generacional. Creo haber estado pocas veces tan de acuerdo con alguien como cuando aquel redactor de nombre olvidado afirmaba que "Belle Époque" representó a toda una generación de actores fundamentales en la década de los 90 (algunos de ellos aún imprescindibles). Un título coral que reunía los nombres de Penélope Cruz, Ariadna Gil, Maribel Verdú, Jorge Sanz, Gabino Diego o "Miriam Díaz Aroca" secundados por unos veteranos de auténtico lujo, representantes de otra brillante generación: Fernando Fernán Gómez, Agustín González, Chus Lampreave, Mary Carmen Ramírez o María Galiana.

Una película fresca, amena y divertida de excelente dirección artística que algunos quisieron ver como el "Mujercitas" patrio. Un "Mujercitas" de bandera republicana que echaba la mirada atrás y recordaba, no sin cierta añoranza, el espíritu de una España que pudo ser bella pero que terminaría representando los años previos a una guerra dantesca.

Tan soberbios parecían sus actores (a excepción de una Miriam Díaz Aroca totalmente sobreactuada y un Jorge Sanz que a mí siguió sin convencerme) como ingenioso resultaba su guión. Unos actores que gracias a esta película pisaban por primera vez la alfombra roja de una ceremonia de los Oscar, ceremonia en la que la cinta resultaría premiada como la mejor del año en habla no inglesa. ¿Quién podía anticiparse entonces al significado que en pocos años tendría aquel escenario para Penélope Cruz? Difícil imaginar lo que el destino le tenía guardado a la actriz de Alcobendas. Supongo que en eso consiste el encanto de la vida...

Místico

viernes, 22 de mayo de 2009

Un título entrañable

Creo que la mejor manera de terminar la semana laboral es siempre con una sonrisa (como también deberíamos comenzarla pero eso siempre es más difícil). Por esta razón considero que la película con la que tendría que despedirme esta semana debería ser cuanto menos positiva. Haciendo un repaso rápido a algunos títulos que podrían ser aptos para este empeño, me viene de pronto uno a la cabeza.

Corría el año 1995 cuando se estrenó en todo el mundo "Babe, el cerdito valiente", un curioso título protagonizado casi en su totalidad por animales reales. Un cuento moderno, protagonizado por un pequeño cerdo de altas aspiraciones, que nos presentaba una bonita historia con cierta moraleja cuyo tremendo realismo le llevó a estar nominado al Oscar más importante del año. Aquí los animales hablaban, sentían, sufrían y mostraban una empatía y raciocinio mayor incluso que el de muchos humanos.

Inspirada en la "Rebelión en la granja" de George Orwell, para el rodaje de este título no sólo se usó la técnica del Audio-Animatronics (la cual conseguiría los espectaculares efectos visuales de los que disfrutamos en esta cinta), sino que también se hizo necesaria la utilización de 48 cerditos diferentes para dar vida a Babe, dado el rápido crecimiento que se producía en estos animales.

Un título tan familiar como una visita a Juguetilandia, absolutamente recomendable y apto para terminar la semana, para comenzarla o simplemente para pasar unas horas de buen entretenimiento sin renunciar a la calidad de la propuesta en cuestión.

Místico

jueves, 21 de mayo de 2009

El enfoque más humano del infierno de una guerra

No soy especialmente aficionado al cine bélico pero reconozco que a lo largo de la historia existieron títulos que engrandecieron esta forma de hacer cine. Fue el caso, en el año 1998, de "Salvar al soldado Ryan".

La obra de Steven Spielberg, ganadora de cinco Oscar de la Academia, nos recreaba los horrores de la Segunda Guerra Mundial pero esta vez desde el punto de vista de un grupo de hombres que, por encima de heroicidades y valentías varías se mostraban simplemente como eso: como un grupo de "hombres" inmersos en un infierno del que todos deseaban salir. Un carácter dramático, emotivo pero especialmente humano que conseguía que resultase sencillo identificarse con unos personajes principales capitaneados por un correctísimo Tom Hanks.

Especialmente duros pero absolutamente brillantes resultaron sus minutos iniciales, los cuales recreaban de un modo tremendamente realista aquel cinematográfico momento del desembarco de Normandía. Este espectacular arranque quizá sea lo mejor y más espectacular de todo el fim, pero también es de justicia reconocer que el dramatismo de una historia basada en un caso real acontecido durante la Segunda Guerra Mundial y el correcto tratamiento de toda la cinta a lo largo de sus casi tres horas de duración, conviertieron a "Salvar al Soldado Ryan" no sólo en merecedora de los cinco Oscar que ganó aquel año (entre ellos mejor director), sino en la también más que lógica ganadora de un premio a la mejor película que incomprensiblemente en esa ocasión iría a parar a manos de "Shakespeare in love".

Místico

miércoles, 20 de mayo de 2009

Caminando sobre baldosas amarillas

"El mago de Oz" es otra de esas películas que terminaron saltando de los terrenos más púramente cinematográficos a aquellos más propios de la cultura popular del siglo XX. Una película plagada de incidentes y leyendas que inmortalizaría para siempre el mito de Judy Garland (17 años en este film) y que terminaría convirtiéndose en todo un icono para los colectivos gays de gran parte del planeta.

Un producción de 1939 dirigida por Victor Fleming (aquel año también responsable de "Lo que el viento se llevó") que empleaba la innovadora técnica del Technicolor para inundar de bellos tonos un título que no se habría entendido igual en blanco y negro.

El simbolismo que presentaban algunos de los personajes es aún hoy motivo de debate entre los más incondicionales a la cinta, así como para el resto se alzaba cuanto menos como otro de esos metrajes que conseguían, por encima de polémicas, hacernos sentir bien. Todo un cuento musical plagado de brujas y magos, más teatral que cinematográfico, que nos dejó un "Over the Rainbow" para el recuerdo y un buen número de elementos y personajes que son ya sin duda parte de la historia del cine: baldosas amarillas, zapatos rojos, hombres de hojalata, leones cobardes, espantapájaros sin cerebro... ¿Son necesarias las presentaciones?

Místico

martes, 19 de mayo de 2009

Una mirada inocente entre cientos de hombres sin alma

La verdad es que me resulta difícil valorar esta película. Podría empezar diciendo que nunca leí el libro en el que está basada, por lo que no fui uno de los muchos que se decepcionaron ante la adaptación cinematográfica de esa obra literaria que tanto les había gustado. Quizá sea por esta razón por la que mi valoración sea positiva, pero es que a mí la película me gustó. Cierto es que no me emocionó tanto como en un principio había pensado (el que escribe es de lágrima fácil ante historias como ésta), por lo que deduzco no se explotó (quizá de forma deliberada) esa vertiente tan dramática que cualquier historia del Holocausto atesora. Pero es que, en mi opinión, "El niño con el pijama de rayas" no intentaba mostrarnos el horror de una guerra sobradamente conocida por todos. El intento era más bien otro: el de mostrarnos la inocencia en los ojos de un niño ante la barbarie que se gestaba a su alrededor. Y es que me gusta pensar que, como decía Jean-Jacques Rousseau, el hombre es bueno por naturaleza. Creo que esta película intentaba mostrarnos simplemente eso.

Un análisis del metraje más "puntilloso" podría arruinar partes del mismo, como su falta de credibilidad en algunas secuencias y situaciones (vease la facilidad con la que un niño de ocho años atraviesa la valla de un campo de concentración con tan sólo una pala), pero no quiero pensar en ello. Prefiero quedarme con la profundidad del personaje principal, con la mirada del niño vestido a rayas o con esas metáforas tan acertadas como aquel montón de muñecas desechadas en el trastero, apiladas del mismo modo caótico que, a pocos metros de allí, se amontonan cientos de cadáveres... Y prefiero pensar así porque, como dije antes, esta película me hizo sentir. Quizá sea porque no leí el libro...

Místico

lunes, 18 de mayo de 2009

Regalando carcajadas

Hoy en "Plano Medio" (por varios motivos y todos muy diferentes) no quiero analizar ninguna película. Hoy me limitaré a recomendar un título que a mí, personalmente, me ha regalado buenos y gratos momentos. Hoy deseo regalar sonrisas (y por qué no alguna que otra carcajada) con una cinta sin altas pretensiones pero absolutamente inolvidable: "Me siento rejuvenecer" ("Monkey Business").

La obra de Howard Hawks, que suponía el reencuentro de Cary Grant con la comedia más extrema tras "Arsénico por compasión" o "La novia era él", nos presentaba en este metraje a una "secundaria" Marilyn Monroe en la única cinta que compartirían ambas estrellas a lo largo de sus carreras. Geniales ambos mitos como genial también resultaba una Ginger Rogers (esta vez sin Fred Astaire) que contribuía con su nombre a un reparto de auténtico lujo, complice absoluto de cada una de las carcajadas que habría de despertarnos.

Valga desde aquí esta recomendación.

Místico

jueves, 14 de mayo de 2009

La magia onírica de un cuento inolvidable

Siguiendo con la estela de películas mágicas (uno que en estos días está especialmente sensible... será la primavera) no puedo evitar acordarme de ésta. En el año 1998, el director Vincent Ward nos presentaba "Más allá de los sueños", una película protagonizada por Robin Williams y Annabella Sciorra que he de reconocer me sorprendió gratamente.

Quizá su punto fuerte, su absoluta baza maestra, fuese la espectacularidad de los mágicos decorados y efectos especiales que pudimos contemplar a lo largo del metraje. Es posible que por esta razón la película aún sea conocida y recordada, pero creo firmemente que la bella historia que Ward nos contó, basada en la novela del escritor Richard Matheson y que suponía una bella adaptación contemporánea del mito de Orfeo y Eurídice, ayudó muchísimo a un resultado final absolutamente satisfactorio.

Una película que nos hacía soñar, que mostraba un aura difícilmente comparable con títulos similares y que en muchos momentos resultaba tan poética que incluso cuando nos narraba verdaderas tragedias creíamos estar asistiendo a la lectura de un bonito cuento. Y es que en definitiva "Más allá de los sueños" tenía alma, tenía fuerza e, indudablemente, se trataba de una película mágica que conseguía lo que pocas hasta ese momento, dar un paso al frente y mostrarnos lo que otras como "Ghost" aún escondían: el conocer qué es lo que había tras aquel halo de luz en el que Patrick Swayze se sumergía al final de la película.

Místico

miércoles, 13 de mayo de 2009

"Ella va a cambiar tu vida"

Existen películas mágicas, de ésas que te hacen creer que el ser humano es bueno por naturaleza (tal y como allá por el siglo XVIII afirmaba un tal Jean Jacques Rousseau). Títulos que te hacen soñar con la bondad que aún atesoran algunos humanos y que despiertan en ti la convicción de que el mundo aún puede ser maravilloso, siempre y cuando los que lo habitamos pongamos un poco de nuestra parte en que así sea. "Amelie", el bello cuento contemporáneo que nos contó allá por el año 2001 el director francés Jean-Pierre Jeunet fue sin duda uno de ellos.

Protagonizada por una excelente Audrey Tautou, esta película se erigió en su momento como un bello cuento para adultos protagonizado por un encantadora joven que vivía ayudando a los demás de forma absolutamente desinteresada. Un análisis más exhaustivo de la película y mucho más psicológico sacaría rápidamente a la luz que existía un motivo por el cual la joven se comportaba de esta manera, y es que al intentar arreglar los problemas de otros evitaba enfrentarse a los suyos propios, muchos de los cuales provenían de un carácter tan tímido y reservado que dificultaba en cierto modo su correcta relación con los demás, especialmente en terrenos sentimentales. Un película narrada de un modo tan magistral que sus planos, música, colores y ritmo se convertían en elementos clave para transformar aquello que veíamos en verdaderas imágenes oníricas, muy alejadas del concepto de realidad que hasta ese momento teníamos.

Un bellísima y recomendable película y una frase para el recuerdo, frase con la que se cerraba este soberbio metraje: "Sin ti, las emociones de hoy no serían más que la piel muerta de las de ayer". Sobran las palabras.

Místico

martes, 12 de mayo de 2009

"La vida es como una caja de bombones"

Fue considerado durante muchos años el alumno aventajado de Steven Spielberg, aquel director que supo como ningún otro captar el espíritu y la esencia del realizador judio en cada uno de los proyectos que llevaba a cabo. Y es posible que sea así, pero yo personalmente considero que las comparaciones resultaban exageradas. Cierto es que Robert Zemeckis entendía como pocos que el cine comercial y la calidad de las propuestas no tenían que ir reñidas en una película, pero de ahí a compararlo con el Rey Midas de Hollywood había algo más que un paso. No obstante una cosa estaba más que clara: Zemeckis tenía (y por supuesto sigue teniendo) mucho pero que mucho talento. Lo demostró en títulos como "Regreso al futuro", "La muerte os sienta tan bien" o "Naufrago", pero posiblemente con ninguno de ellos recibiría el reconocimiento que en el año 1994 consiguió con su inolvidable "Forrest Gump".

Basada en la novela homónima de 1986 (la cual contaba con una secuela que jamás se llegó a rodar para el cine), "Forrest Gump" se presentaba como una cinta de género cómico-dramático cuyas pretensiones iniciales no abarcaban el reconocimiento posterior que más tarde alcanzaría. Una película que ironizaba sobre algunos de los acontecimientos más importantes de la historia de los Estados Unidos, pero siempre enfocados desde el punto de vista de un ser absolutamente especial, alguien que apenas entendía la relevancia que estos acontecimientos tenían, debido principalmente a un cociente intelectual inferior a cualquier media. Un actitud que le llevaría irónicamente a convertirse en todo un héroe impulsor de las masas, en gran parte por esa naturalidad con la que había vivido aquellos importantes capítulos de su extraña vida. Un "perdedor" que se convertía en héroe en una película con un destino ciertamente similar, y es que lo que había nacido como un producto de consumo rápido se terminaría convirtiendo aquel año en la absoluta triunfadora de los premios Oscar.

Las claves de su éxito fueron varias. Por una lado estaba la tierna historia que nos contaba, la cual conseguía con relativa facilidad que acabáramos encariñándonos de un personaje principal que, pese a vivir verdaderas tragedias, parecía no perder nunca la ilusión por aquello que sentía en cada momento. Un ser dotado de una infinita inocencia, así como de una sensibilidad e inteligencia emocional absolutamente opuestas a su capacidad intelectual. Que la cinta fuese protagonizada por un Tom Hanks en estado de gracia (un año después de experimentar aquel espectacular giro en su carrera con la "Philadelphia" de Jonathan Demme), así como por una siempre atractiva Robin Wright (la cual se prodigaba y se sigue prodigando poco) atrajo también a muchos espectadores a las salas. Aspectos técnicos tales como la inclusión de los actores principales en imágenes históricas reales (técnica que posteriormente sería utilizada en otras películas y series para la televisión) también era otro de sus puntos fuertes, pero sin duda el factor clave para entender su éxito fue aquella avalancha de premios Oscar (y sobre todo de nominaciones) con los que la cinta sería reconocida al año siguiente de su estreno en las salas americanas.

Un curiosidad: el debut en esta cinta de un jovencísimo y desconocido Haley Joel Osment (hijo de Forrest) al que aún le faltaban cinco años para encarnar al personaje que le daría para siempre la fama mundial, cuando pasaría a ser más conocido como "el niño de El Sexto Sentido"

Una película que nos enseñaba a reir y a llorar a partes iguales, quizá porque en eso mismo consistía la vida. Y es que como bien decía el propio Forrest al comienzo de este metraje," La vida es como una caja de bombones. Nunca sabes lo que te va a tocar"... Subrayo sus palabras.

Místico

lunes, 11 de mayo de 2009

Nada más complejo que las relaciones personales

Quizá sea cierto que existieron muchas cosas en esta película que, o bien sobraban, o no estaban totalmente acertadas (la "extraña" banda sonora, la áun más extraña imagen de Barcelona, ese narrador tan absolutamente innecesario...), pero está claro también que ni Woody Allen llega a todo el mundo ni la profundidad de los personajes e historias que cuenta interesan a todo el público. Y es que, pese a las distintas críticas que se lanzaron al respecto, yo una cosa tengo bastante clara: "Vicky Cristina Barcelona" ES Woody Allen.

Si analizamos el metraje formalmente (como otrora podría hacer en la facultad cuando estudiaba cine), la película resultaba impecable. Si hablamos del guión y de los personajes tratados, es de recibo reconocer que resultaban tan interesantes, tan complejos y con tantas y tan diferentes aristas que no dejo de quitarme el sombrero ante un genio tan absolutamente talentoso como éste.

Imprescindible resultaba su versión original, pues aquí los idiomas castellano e inglés se alzaban, al igual que la ciudad de Barcelona, como dos personajes más de la cinta. Una versión original que permitía comprobar la brillantez de sus actores protagonistas, así como valorar en su justa medida el soberbio trabajo de una oscarizada Penélope Cruz, una actriz que brillaba como nadie en la cinta de Allen quizá por contar con el personaje que permitía un mayor lucimiento.

Y es que "Vicky Cristina Barcelona" y el genio de Allen intentaron mostrarnos allá por el año 2008 (de un modo bastante acertado) algunas facetas interesantes de las psiques más humanas, quizá no tan positivas como habríamos deseado pero absolutamente ciertas, porque... ¿quién dijo que la vida, los deseos, las pasiones o las relaciones personales fuesen en algún momento sencillas?

Místico

viernes, 8 de mayo de 2009

Una brillante propuesta de terror psicológico

El post de hoy puede levantar alguna que otra ampolla. Esto ya lo aviso de antemano. Y digo esto porque sé que pocos serán los que estén de acuerdo conmigo cuando diga que "1408", la adaptación que Mikael Hafstrom realizó en el año 2007 sobre el relato corto de Stephen King, me sorprendió en su momento muy pero que muy gratamente (incluso más que el propio relato en sí).

Teniendo en cuenta lo difícil de adaptar un texto que a lo largo de sus páginas hablaba más de sensaciones que de acción real, Hafstrom construía una interesante historia que, respetando en todo momento el espíritu del texto original, nos sumergía en una atmósfera de angustia y confusión perfectamente materializada en el rostro experto de un John Cusack siempre convincente.

Un "nuevo" guión que aportaba universos desconocidos a un relato que se limitaba a aportar la idea y que engrandecía aún más lo surrealista e interesante de una historia original como pocas. Sirva como ejemplo aquel brillante (absolutamente brillante) regreso a la habitación tras unos "extraños" días fuera de la misma.

"1408" entendía de forma más que acertada el concepto de miedo en estado puro, miedo psicológico ajeno a todo tipo de clichés propios del género. Aquí no había sangre, no había visceras , no había asesinos psicópatas... En cierto modo tampoco había "fantasmas", porque lo que aquí en verdad asustaba era la irrealidad de todo aquello que en nuestro día a día necesitábamos creer como cierto.

Místico

jueves, 7 de mayo de 2009

Polémica y sorprendente

Existen ocasiones en las que una película no llega a alcanzar el éxito durante su estreno en las salas pero con el paso de los años se va consolidando hasta terminar convirtiéndose en película de culto. Esto mismo es lo que sucedió con "El Club de la Lucha", la cuarta película de David Fincher que suponía el reencuentro con Brad Pitt tras el éxito de "Seven" y en la que también figuraban nombres como los de Edward Norton y Helena Bonham Carter. Un película ciertamente arriesgada con un montaje de lo más atrevido y cuyo guión (del que a estas alturas se ha dicho ya casi de todo) a mí se me antojó simplemente genial.

Es posible que el giro argumental que experimentaba esta película se haya convertido con el paso de los años en su principal seña de identidad, pero resulta también de justicia reconocer que la construcción de cada uno de los personajes y el desarrollo narrativo de toda la historia en sí misma son motivos más que suficientes para creer en este título por encima de finales sorprendentes (que para mí en cierto modo resultó algo previsible).

Basado en la novela homónima de Chuck Palahniuk, éste ha sido otro de esos títulos cuyo giro argumental ha sido imitado hasta la saciedad ("La ventana secreta", "El maquinista"...) pero cuyo polémico trasfondo, su crítica implicita a los valores de la sociedad actual, su original montaje y el carisma de sus actores principales hicieron de él un producto único y ciertamente difícil de superar.

Místico

miércoles, 6 de mayo de 2009

Cuando el cómic se hizo película

Es posible que ésta haya sido la cinta por excelencia de Quentin Tarantino, la más popular de todas cuantas realizara el director americano y la principal culpable de que su fama se prolongue por mucho pero que mucho tiempo. Y es que resulta de justicia reconocer que, dentro del peculiar estilo narrativo del autor de títulos como "Reservoir Dogs" o "Kill Bill" (su otra gran película por la que también será recordado), "Pulp Fiction" marcó todo un modo de hacer cine.

Su estética de cómic ya era de por sí todo un sello de identidad, así como aquel humor negro tan personal que envolvía una historia violenta, sarcástica e irónica como pocas. Sin embargo fue su original montaje lo que hizo que "Pulp Fiction" alcanzase las cotas de maestría que posteriormente directores como González Iñárritu utilizaron como referente.

Un serie de historias que comenzaban como independientes pero que terminaban mezclándose entre ellas y una ruptura constante de la linealidad temporal que supuso la vuelta definitiva de John Travolta, el espaldarazo definitivo para Uma Thurman y el reencuentro con otras caras tan populares como las de Bruce Willis (protagonista de la mejor y más divertida de las historias) o Samuel L. Jackson (junto con Travolta y Thurman nominado al Oscar por esta película).

Una cinta que nos dejó unas cuantas imágenes para la historia, especialmente la de aquel baile tan cinematográfico que aún se sigue repitiendo en multitud de ocasiones 15 años después del estreno de esta película.

Místico

martes, 5 de mayo de 2009

Sentimentalmente desgarradora

Hablar de "El Paciente Inglés" es hablar de ese sentimiento desgarrador que algunos llaman amor. Hablar de esta película es comprender el sufrimiento que en ocasiones conlleva y la crudeza del mismo cuando ya de antemano se antoja imposible. Es pensar en las pasiones ocultas, en aquellas que no nos atrevemos a exteriorizar pero que nos terminan consumiendo por dentro. Son silencios. Son cada una de las pasiones viscerales que luchan contra un destino adverso pero que están condenadas al fracaso desde el primer momento de su concepción. Decir que "El Paciente Inglés" es una absoluta obra maestra es algo que aporta poco a lo que se ha escrito de ella, que se trata de una de las historias de amor más tristes escrita en muchos años quizá se acerque más a su justa realidad.

Anthony Minghella sorprendió a todo el planeta en 1996 con esta correctísima adaptación de la novela de Michael Ondaatje (otro motivo más para acudir a la Casa del Libro) ganadora de nueve premios Oscar. Una de las fotografías más bellas que nos ha dado el cine de los años 90, una romántica e inolvidable banda sonora y algunas de las mejores interpretaciones de los últimos años convirtieron a esta película en todo un clásico. Uno de esos títulos cuyo lento ritmo no hace sino intensificar aún más el torrente de sentimientos que nos transmiten todos y cada uno de sus bellos fotogramas. ¡Bravo, Minghella!

Místico

lunes, 4 de mayo de 2009

Cuando la boca calla pero los ojos gritan

Llegado el momento de escribir sobre "El Bola" creo que pocas son las cosas que podría decir desde aquí que hiciesen justicia a un título como éste. Y es que ante la ópera prima de Achero Mañas yo sólo puedo quitarme el sombrero. Creo que pocas veces (muy pocas veces) se han contado tantas cosas con una sola mirada, con la simple mirada de un niño que calla porque no puede hablar, pero que sus ojos gritan todo lo que su boca no se atreve siquiera a pronunciar.

Y es que cuando en el año 2000 el actor Achero Mañas presentaba al mundo esta película y un jovencísimo Juan José Ballesta se daba a conocer como protagonista de la misma, difícil era comprender la trascendencia que tendría entonces aquel título. Sólo cuando la cinta se alzó como ganadora al año siguiente de los Goya más importantes del año, algunos optamos por verla por primera vez y fue entonces cuando comprendimos el por qué de todos esos premios.

Un película dura, muy muy dura, que mostraba una realidad no ya desde los hechos en sí, sino desde los sentimientos que los mismos generaban. Unos sentimientos enfrentados y varias realidades contrapuestas las que nos presentaba aquí un Achero Mañas que utilizaba a dos familias no sólo distintas en las apariencias, sino especialmente en cada uno de sus valores. Soberbio Juan José Ballesta y el resto de actores, así como sobrecogedora su secuencia final. Pocas veces se han rodado escenas con tanta carga de realismo... un realismo ciertamente indignante porque ojalá nunca tuviesen que rodarse películas como ésta.

Místico