
Protagonizada por una excelente Audrey Tautou, esta película se erigió en su momento como un bello cuento para adultos protagonizado por un encantadora joven que vivía ayudando a los demás de forma absolutamente desinteresada. Un análisis más exhaustivo de la película y mucho más psicológico sacaría rápidamente a la luz que existía un motivo por el cual la joven se comportaba de esta manera, y es que al intentar arreglar los problemas de otros evitaba enfrentarse a los suyos propios, muchos de los cuales provenían de un carácter tan tímido y reservado que dificultaba en cierto modo su correcta relación con los demás, especialmente en terrenos sentimentales. Un película narrada de un modo tan magistral que sus planos, música, colores y ritmo se convertían en elementos clave para transformar aquello que veíamos en verdaderas imágenes oníricas, muy alejadas del concepto de realidad que hasta ese momento teníamos.
Un bellísima y recomendable película y una frase para el recuerdo, frase con la que se cerraba este soberbio metraje: "Sin ti, las emociones de hoy no serían más que la piel muerta de las de ayer". Sobran las palabras.
Místico
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