miércoles, 27 de mayo de 2009

Una inquietante propuesta llegada de Oriente

Hace ya cinco años nos llegaba de la lejana Corea una extraña película que a mí personalmente me sorprendió. Se trataba de un trabajo del director Kim Ji-Woon que, pese a haber surgido en pleno éxtasis del cine de terror oriental, mantenía con sus hermanas llegadas de oriente una diferencia formal que sin duda la hacía diferente. Una trama ligeremente enrevesada que recreaba en cambio la mejor de las atmósferas posibles y que, apoyada por unas buenas interpretaciones, conseguía jugar con la psique del espectador de un modo muy diferente a lo que habían hecho hasta la fecha títulos como "The Ring" o "La Maldición".

"Dos hermanas" no estaba plagada de saltos de butaca. Aquí el terror estaba interiorizado en los propios personajes, en el oscuro pasado que envolvía a cada uno de ellos. Y es que lo realmente brillante de esta cinta era su atmósfera, recreada en la confusión de sentir un miedo diferente: aquel que sabíamos presente pero que no éramos capaces de comprender, la angustia de saber que ese miedo existía y no ser capaces de verlo.

Su espectacular giro argumental no sólo conseguía sorprender a los espectadores menos avispados, sino que a diferencia de otros títulos con final similar, servía para atar aquellos cabos que un guión tan complejo iba dejando a lo largo del metraje.

Cierto es que en determinados momentos la cinta divagaba en exceso, pero también lo es que ésta fue una de las pocas películas diferentes que se nos ofreció en unos años cargados de demasiadas propuestas de terror oriental.

Místico

1 comentario:

  1. Me gusta que comentes de vez en cuando cintas poco conocidas. El cine oriental es, en mi opinión, extraño y en ocasiones, incomprensible. He visto unas cuantas, y cuando agarran temas de violencia, sexo o obsesiones, simplemente se van de madre. Raras a más no poder, y, sin embargo, hay algo en ellas, supongo que precisamente la extrañeza. No obstante, algunas han logrado calarme hondo, y se encuentran entre mis favoritas. Recomiento Akira y Ran. Cuando hacen un cine un poco más abierto al mundo y menos centrado en ellos, pueden llegar a cotas hermosísimas. No he visto nunca una fotografía más bella que las de algunas películas orientales. En ocasiones verdaderas poesias filmadas. Eso si, raras, muy raras.

    ResponderEliminar