jueves, 14 de mayo de 2009

La magia onírica de un cuento inolvidable

Siguiendo con la estela de películas mágicas (uno que en estos días está especialmente sensible... será la primavera) no puedo evitar acordarme de ésta. En el año 1998, el director Vincent Ward nos presentaba "Más allá de los sueños", una película protagonizada por Robin Williams y Annabella Sciorra que he de reconocer me sorprendió gratamente.

Quizá su punto fuerte, su absoluta baza maestra, fuese la espectacularidad de los mágicos decorados y efectos especiales que pudimos contemplar a lo largo del metraje. Es posible que por esta razón la película aún sea conocida y recordada, pero creo firmemente que la bella historia que Ward nos contó, basada en la novela del escritor Richard Matheson y que suponía una bella adaptación contemporánea del mito de Orfeo y Eurídice, ayudó muchísimo a un resultado final absolutamente satisfactorio.

Una película que nos hacía soñar, que mostraba un aura difícilmente comparable con títulos similares y que en muchos momentos resultaba tan poética que incluso cuando nos narraba verdaderas tragedias creíamos estar asistiendo a la lectura de un bonito cuento. Y es que en definitiva "Más allá de los sueños" tenía alma, tenía fuerza e, indudablemente, se trataba de una película mágica que conseguía lo que pocas hasta ese momento, dar un paso al frente y mostrarnos lo que otras como "Ghost" aún escondían: el conocer qué es lo que había tras aquel halo de luz en el que Patrick Swayze se sumergía al final de la película.

Místico

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