viernes, 17 de julio de 2009

Un ejercicio de sobriedad argumental

Asistir a la proyección de "Sin perdón" es presenciar una sobria exposición de sentimientos escondidos, puros y sinceros como pocas veces se han visto en el género de western. Asistir a estas dos horas de metraje supone reencontrarse con un hombre al que pocos conocen, más que quizá él mismo y la mujer a la que amaba. Es comprender que la vida obliga a mantener actitudes que poco se corresponden con lo que los sentimientos marcan. Es ser testigo de que la vida pasa, de que el tiempo cambia las cosas sin que nosotros podamos hacer nada para evitarlo. Es comprender la dureza de un mundo donde no se puede ser débil, porque como años después marcarían los Coen éste "no es país para viejos"...

Hablamos de una película poética, alejada de cualquier estereotipo del género. Aquí los protagonistan fallan cuando disparan, les cuesta subir a un caballo y, lo más importante, sienten remordimientos al matar a un hombre.

"Sin perdón" es un ejercicio de sobriedad argumental, de sobriedad en la imagen e incluso en su sonido (a la muestra su bella banda sonora). Es la enésima demostración del talento de Clint Eastwood tanto delante como detrás de las cámaras y una justa merecedora del Oscar a la mejor película. Es el encuentro de tres pesos pesados (Eastwood, Freeman y Hackman) en un intento por resucitar un viejo género al que consiguió desmitificar y engrandecer a partes iguales.

Místico

jueves, 16 de julio de 2009

Redescubriendo la magia en etapa adulta

En una semana en la que llega a nuestra cartelera la sexta entrega de una de las sagas más famosas de la historia del cine: la del joven aprendiz de mago cuya frente quedó marcada para siempre tras un primer enfrentamiento con el malvado Voldemort, llega el momento de hacer repaso a las películas de la franquicia "Harry Potter".

Creo que en su momento fui uno de tantos que dejaron escapar las dos primeras entregas simplemente porque las concebía demasiado infantiles, más teniendo en cuenta lo que mis gustos "adultos" marcaban en aquellos momentos. Y es que tuvieron que pasar casi tres años para entrar en Hogwarts por primera vez. Recuerdo que sucedió un fin de semana, uno de esos días tremendamente ociosos que opté por alquilar el primero de los títulos para verlo tranquilamente en casa una noche de frío invierno. Recuerdo poner el reproductor sin demasiadas esperanzas, pero también recuerdo que al poco de comenzar la cinta, comprendí que estaba asistiendo al comienzo de algo importante. Y es que ese fin de semana lo cambió todo. Ahí comenzó mi interés por lo que en Hogwarts sucedía, ahí comenzó mi idilio con los personajes de Harry, Ron y Hermione, ahí comenzó, en definitiva, mi amor por la saga de J.K.Rowling.

Una saga que iba madurando a medida que lo hacían sus protagonistas, que no perdía ni un ápice de fuerza según avanzaba en el tiempo, cuyas historias no sólo iban destinadas a un público infantil, sino también a todo un universo adulto susceptible de disfrutar con historias mágicas. Esto se potenciaba aún más al encontrar en ella unos personajes bien perfilados (algo no demasiado habitual en películas "infantiles"), con el suficiente grado de carisma como para entrar por méritos propios en la historia del cine fantástico. El trabajo a este respecto no sólo se centraba en los protagonistas de la saga, sino especialmente en un universo de personajes secundarios que, entrega tras entrega, engrandecían la historia en todo su conjunto. Del mismo modo, el desarrollo de sus diferentes tramas (tanto la que hacía referencia a la lucha contra el universo Voldemort como la que giraba en torno a las relaciones que se establecían entre los propios protagonistas) poseía un ritmo tan acertado, jugando con aquello que se nos mostraba y aquello que no, que el interés por lo que en la misma se nos contaba iba siempre en continuo ascenso, lógica consecuencia de una sabia dosificación de la información.

En una historia donde la magia era ya de por sí un personaje más de la cinta, era necesario contar con unos efectos especiales cuanto menos logrados. Las películas de Harry Potter aprobaron esto con nota. Lo mismo se podría decir de cada uno de sus mágicos escenarios, parte fundamental de una historia cada vez más oscura que difícilmente sería entendida sin todos y cada uno de ellos.

Místico

miércoles, 15 de julio de 2009

¿Cuánto de ficción y cuánto de realidad?

He de reconocer que no me gusta el cine gore. Siempre he sido partidario de un cine de terror más sugerente que explícito, por lo que considero que cuando una película ha de tirar de vísceras para impresionar a su público, tiene ya la mitad de la batalla perdida. Sin embargo, existen ocasiones en las que (al igual que sucede con las escenas de alta carga sexual) este tipo de imágenes vienen tremendamente justificadas por un guion o una historia que realmente se prestan a ello. "Hostel" es un claro ejemplo de esto mismo.

Una película que conseguía impresionarlos ya no sólo por las imágenes que en ella se nos mostraba, sino especialmente por el trasfondo que la historia parecía tener detrás. Al igual que cuando, a mediados de los noventa, un desconocido Alejandro Amenábar presentaba al mundo aquella ópera prima llamada "Tesis" se despertaba el debate de cuánto de verdad y cuánto de ficción podía haber en las denominadas películas snuff, "Hostel" despertaba otra contienda ciertamente similar, pero esta vez en pleno siglo XXI.

A fin de cuentas lo que "Hostel" nos contaba tampoco era nada nuevo. Hablamos de la puesta en escena de ciertas leyendas urbanas que siempre corrieron de boca en boca y que encontraron en internet el caldo de cultivo perfecto para su correcta expansión. Unas macabras leyendas que circulaban en torno al escaso valor de la vida humana frente al poder del dinero, materializado en las aberrantes prácticas de unos desequilibrados millonarios cuyo enorme poder les había hecho enfocar de un modo algo "diferente" su propia sexualidad. Esta crítica a la sociedad del capitalismo se mostraba en esta cinta de un modo tan claro y explícito que sólo ella ya poseía más fuerza que cualquiera de las imágenes grotescas que pudiésemos ver a lo largo del metraje.

Cierto es que el ritmo de su primera mitad resultaba lento, pues se recreaba en aspectos de la trama ciertamente prescindibles, pero también lo es que gracias a ello "Hostel" conseguía crear una atmosfera de realidad y una identificación con los personajes principales tan alta que harían que la segunda parte de la cinta fuese aún más sobrecogedora.

Místico

martes, 14 de julio de 2009

Cuando el amor se convierte en una cuestión de supervivencia

Las razones por las que hoy destaco "Sobreviviré" entre todas las opciones posibles puede que sean demasiado personales, demasiado ligadas al contexto de su visionado, de un estreno allá por el año 1999 que difícilmente será borrado nunca de mi memoria. Aún así nunca destacaría esta cinta si no creyese en ella, si no pensase que esta película, pese a no brillar en todo su conjunto, sí podía hacerlo en algunas de sus partes.

Podría comenzar hablando de su banda sonora, aquellas partituras con voces de Paco Ortega, Manzanita, Alba Molina, Estrella Morente o Ray Heredia que conseguían darle aquel aire desgarrador y visceral a una historia de sentimientos cuanto menos compleja. Podría hablar de Emma Suárez, una actriz en estado de gracia que convencía con cada una de sus frases. Y es que suyas fueron dos de aquellas que justificaban por sí solas el precio de una entrada. La primera, cuando le decía a un correcto Juan Diego Botto que pese a quererlo mucho a su historia de amor le faltaba algo: y es que cuando estaban juntos "no sonaba la música", así como aquella reflexión final en la que se preguntaba qué habría sido de su vida si no hubiesen sucedido una serie de acontecimientos en la misma, llegando a una simple y certera conclusión: "no habría sido entonces mi vida".

"Sobreviviré" era una historia de supervivientes en un mundo tremendamente imperfecto, una historia de sentimientos ajenos a cualquier pauta establecida, una historia de amor diferente, fuera de cualquier etiqueta o cliché, quizá basada en lo mucho que los protagonistas se necesitaban pero, pese a ello, de una absoluta e incuestionable belleza.

Místico

lunes, 13 de julio de 2009

Una ambientación perfecta para una historia brillante

Fue junto con "Asesinato en el Orient Express" la mejor adaptación de un relato de Agatha Christie llevada al cine. Un elenco espectacular (algo habitual en las adaptaciones a la gran pantalla de las novelas de Christie) capitaneado por una Mia Farrow tremendamente efectista y donde encontrábamos nombres de la talla de Peter Ustinov, David Niven, Bette Davis o Ángela Lansbury.

Sus escenarios naturales, rodados en los lugares más emblemáticos del antiguo Egipto, no hacían otra cosa que engrandecer una película que también cuidaba hasta el ultimo detalle tanto en los diseños de interiores como en el diseño de vestuario (algo que le valdría un merecidísimo Oscar de Hollywwood). Tremendo resultaba su guión, adaptado de una interesantísima novela que poseía otro de los mejores finales firmados por la famosa escritora británica.

Peter Ustinov se ponía en la piel del carismático Hércoles Poirot tras el rechazo de Albert Finney (el cual había encarnado al detective belga en "Asesinato en el Orient Express") a causa de las altas temperaturas del rodaje en Egipto (más comprensible aún si tenemos en cuenta el vestuario que la totalidad del reparto debía lucir en esta película). Este cambio de actor sirvió para dar una mayor credibilidad a un extraño personaje que nadie como Ustinov entendió de un modo más acertado.

He visto varias veces esta película y me reafirmo al pensar que "Muerte en el Nilo" estará siempre en deuda con Jacqueline de Bellefort, el interesantísimo personaje perfilado por una soberbia Mia Farrow que se convertía por méritos propios en el más interesante de toda la novela. Un personaje repleto de aristas en un universo de individuos quizá demasiado lineales. Llevado al terreno actoral, podría afirmar algo parecido. Y es que esta película nos convertía en testigos directos de como una joven Mia Farrow despuntaba con luz propia entre una maraña de nombres absolutamente consagrados, algunos de los cuales ya eran estrellas cuando ella ni siquiera había nacido.

Místico

viernes, 10 de julio de 2009

¿Algo peor que una rata en una cocina?

Cualquiera que haya seguido este blog de un modo más o menos regular habrá comprobado que no soy especialmente aficionado al cine de animación. De hecho ésta es la primera película animada de la que hablo en "Plano Medio", pero es que el octavo proyecto de la factoría Pixar que se presentó en el año 2007 resultaba tan exquisito (y nunca mejor dicho) que no puedo seguir pasándolo por alto.

Una bella historia de superación con moraleja para adultos que, como toda producción de animación que se precie, también contaba con un buen número de secundarios que ayudaban a que la historia no sólo cobrase fuerza, sino que también entusiasmase al público más joven.

Su protagonista, la joven rata Remy, de fuerte carisma y altísimo grado de ternura, poseía unas características tan humanas que en muchas ocasiones resultaba más fácil identificarse con ella que con el resto de personajes de la cinta. Un personaje que se tenía que enfrentar a un destino que simplemente no aceptaba, un inconformismo que le haría poner su propia vida en peligro sólo por perseguir un sueño, un sueño que sus orígenes le habían vetado desde el mismo momento en que nació. ¡Cuánto tendríamos que aprender los humanos de esta rata!

La grandeza de "Ratatouille" no sólo estaba en su historia. Cuando hablamos de este título hablamos de uno de los mejores trabajos técnicos que se habían visto hasta la fecha, el cual conseguía, sólo por citar un ejemplo, que nunca antes se hubiesen visto imágenes de agua tan reales en una cinta de animación. Un trabajo técnico que se apoyaba en un gran conocimiento de aquello que se estaba tratando. El equipo de "Ratatouille" llegó a apuntarse a diferentes cursos de cocina (no sin razón algunas imágenes de la cinta conseguían despertarnos realmente el apetito), así como visitó durante una semana entera la ciudad de París (desde sus alcantarillas hasta sus restaurantes de lujo) sólo para dar credibilidad a los escenarios y lenguaje que en la misma se utilizaban, llegando incluso a visionar decenas de películas del país vecino con el fin de que los personajes tuviesen los movimientos "más afrancesados" posibles, especialmente aquellos que realizaba la boca en el momento del habla.

El producto final, como no podía ser de otro modo, resultó brillante: ganadora del Oscar a la mejor película de animación y candidata en otras cuatro categorías (compitiendo en las mismas con películas de imagen real). El resultado lógico de un trabajo bien hecho.

Místico

miércoles, 8 de julio de 2009

Un canto a la libertad en tiempos de guerra

A lo largo de los años siempre he creído que el cine italiano es uno de los mejores que se hacen en el planeta. Títulos como "Cinema Paradiso", "La Vida es bella" o aquel del que vengo a hablar hoy ("Mediterráneo") no han hecho más que confirmar mi teoría.

Un enfoque tremendamente distinto de la guerra cinematográfica por excelencia (La Segunda Guerra Mundial) representado por un grupo de soldados que encontraban en una pequeña isla griega no sólo el motivo para desertar de una guerra en la que ya no creían, sino especialmente el sentimiento de haber encontrado su propio paraíso, el lugar en el que eran plenamente felices en una etapa histórica que les empujaba a hecer la guerra, cuando ellos lo que ansiaban era no parar de hacer el amor.

Lejos de frivolizar algo tan serio como una guerra, "Mediterráneo" se alzaba como un canto a la libertad, un título que nos enseñaba que todos los humanos éramos en definitiva ciudadanos del mundo y que nunca podríamos saber en qué rincón del planeta encontraríamos el verdadero sentimiento de hogar.

Una fotografía de exteriores bellísima, unas más que dignas interpretaciones y un divertido guión, que perfilaba unos personajes de los que uno terminaba encariñándose, convirtieron esta película en justa ganadora del Oscar a la mejor película de habla no inglesa del año 91, confirmando además que en Italia, como en pocos países del planeta, sabían lo que el cine bien hecho podía llegar a representar.

Místico

viernes, 3 de julio de 2009

Una apuesta por los sentimientos

Una comedia fresca, desenfadada, divertida y, aunque ligeramente "pastelona", tremendamente recomendable para uno de esos días de frío invierno donde el sofá, la mantita y el bol de palomitas se convierten en absolutos imprescindibles. Sí, lo sé, no estamos en las fechas más apropiadas para ello, pero si cambia el contexto de visionado la película tampoco desmerecerá en gran medida. Y es que hoy es viernes, último día de la semana laboral y, como corresponde, quiero lanzar mi recomendación para el fin de semana. El título es sencillo: "La joya de la familia"

Hoy no hay análisis ni criticas. Hoy sólo tiene cabida esta apuesta por la comedia romántica que (aunque también cuenta con su pequeño toque amargo) está cargada de esperanza, amor y buenos sentimientos que, a fin de cuentas, es lo que tendrían que transmitirnos muchas películas.

Buen fin de semana a todos.

Místico

jueves, 2 de julio de 2009

Interesante pero irregular

"La ventana indiscreta" fue una clara muestra del juego que podía dar una sola localización si se sabía utilizar del modo correcto. Si tenemos en cuenta que quien se encontraba tras la cámara era el mismísimo Alfred Hitchcock era de suponer que la mitad del trabajo ya estaba prácticamente hecho. Cierto es también que lo de "simple localización" llevaba unos cuantos matices, pues hablamos de diferentes escenarios dentro de un mismo espacio, en este caso aquellos que componían las vistas del edificio sobre el que se desarrolla esta curiosa e interesante historia.

Muchas cosas a favor y otras tantas en contra de una de las más controvertidas (para mí) obras del genio del suspense. El planteamiento es sí resulta bastante interesante, así como el modo en el que Hitchcock consigue transmitir suspense a través de elementos sencillos y casi cotidianos. Creo sin embargo que, a diferencia de otras muchas obras de este director, "La ventana indiscreta" carece de bastante credibilidad, algo que se va haciendo más notable según avanzamos en el metraje, especialmente en las secuencias finales. Sus actores están correctos, tanto James Stewart como Grace Kelly, pero muy especialmente Thelma Ritter. Brillante sin duda resulta el punto de vista con el que Hitchcock construye esta película, consiguiendo que los espectadores no sólo veamos lo que Stewart ve desde su voyeur posición, sino que también nos contagiemos de la la angustia y ansiedad que el mismo siente cuando la acción que observa se sale de su/nuestro campo visual.

El enfoque cómico que se daba a este película sobraba en gran medida, puede que la puesta en escena se prestase a ello, pero quizá este mismo enfoque fuese el responsable de que esta historia no tuviese la fuerza que, teniendo en cuenta su enorme potencial, podría haber tenido.

Místico

miércoles, 1 de julio de 2009

La más acertada de las "road movies"

Aunque hace ya bastante tiempo que vi esta película creo que es de aquellas que han sabido mantenerse en mi memoria a lo largo de los años. Y no es que permanezca en la misma por lo mucho que este título me hiciera reflexionar (que sin duda lo conseguía) ni tampoco por sus brillantes actuaciones o trabajo de realización (que en absoluto resulta mediocre, más bien roza lo brillante). Creo que el motivo de que se mantenga perenne en el recuerdo es porque en más de una ocasión he creído sentir el deseo de hacer lo que en esta cinta hacen sus protagonistas: dejarlo todo y salir corriendo a lomos de un descapotable en busca simplemente de una vida diferente. Cierto es que a nuestras heroínas la historia se les va un poco de las manos y lo que prometía ser una escapada de fin de semana se convierte en una huida desesperada al margen de la ley, pero la actitud inicial que se mostraba en esta cinta se me antoja simplemente genial.

Geena Davis y Susan Sarandon no sólo mostraban en "Thelma y Louise" una química perfecta, sino que justificaban con creces las dos nominaciones al Oscar que recibieron ambas actrices por su trabajo en esta película. Pocos saben que en un pricipio los estudios querían dos nombres más populares, proponiendo los de Meryl Streep y Goldie Hawn (a la postre compañeras en "La muerte os sienta tan bien" de Robert Zemeckis) para encarnar a las protagonistas de esta historia. Y es que...¡cuán diferente hubiese sido esta película con la esposa de Kurt Russell como protagonista de la misma!

Brad Pitt encontraba en "Thelma y Louise" el primer papel importante de su carrera y Ridley Scott confirmaba una vez más lo buen director que podía ser independientemente del género en el que trabajase.

Quizá el único "pero" que le pondría a este título radicara en la imagen tan estereotipada que de ciertos hombres se daba en la misma, pero este hecho se compensaba con creces con un tratamiento cuidado (que no pecaba de excesos) y uno de los mejores finales (duro y desgarrador pero con tremenda fuerza y hasta poético) que ha dado hasta la fecha la historia del cine.

Místico