martes, 5 de mayo de 2009

Sentimentalmente desgarradora

Hablar de "El Paciente Inglés" es hablar de ese sentimiento desgarrador que algunos llaman amor. Hablar de esta película es comprender el sufrimiento que en ocasiones conlleva y la crudeza del mismo cuando ya de antemano se antoja imposible. Es pensar en las pasiones ocultas, en aquellas que no nos atrevemos a exteriorizar pero que nos terminan consumiendo por dentro. Son silencios. Son cada una de las pasiones viscerales que luchan contra un destino adverso pero que están condenadas al fracaso desde el primer momento de su concepción. Decir que "El Paciente Inglés" es una absoluta obra maestra es algo que aporta poco a lo que se ha escrito de ella, que se trata de una de las historias de amor más tristes escrita en muchos años quizá se acerque más a su justa realidad.

Anthony Minghella sorprendió a todo el planeta en 1996 con esta correctísima adaptación de la novela de Michael Ondaatje (otro motivo más para acudir a la Casa del Libro) ganadora de nueve premios Oscar. Una de las fotografías más bellas que nos ha dado el cine de los años 90, una romántica e inolvidable banda sonora y algunas de las mejores interpretaciones de los últimos años convirtieron a esta película en todo un clásico. Uno de esos títulos cuyo lento ritmo no hace sino intensificar aún más el torrente de sentimientos que nos transmiten todos y cada uno de sus bellos fotogramas. ¡Bravo, Minghella!

Místico

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