viernes, 27 de febrero de 2009

El absoluto e irracional miedo a lo desconocido

Son muchas las leyendas que circulan en torno a esta cinta. Quizá cuando se trata un tema tan delicado como éste y más aún cuando una película como ésta se estrena en la época que lo hizo ella, sólo es necesario añadir la imaginación de un público no acostumbrado a este tipo de historias para conseguir un resultado ciertamente sorprendente. Y es que en 1973, cuando se estrenó "El exorcista", se dice que muchos tuvieron que abandonar incluso la sala de proyección, asustados ante las imágenes que nos proponía un valiente William Friedkin. Hoy día todo se ve distinto, claro está, pero el cine no se puede entender sin el contexto en el que nacieron cada una de sus películas y es de recibo reconocer que "El exorcista" fue valiente como pocas.

Y es que aún hoy esta cinta sigue dándonos miedo... Acostumbrados ya a ver vísceras, sangre y asesinos en serie con máscaras de piel humana como el que contempla una paloma posada sobre un tejado, este título sigue dándonos miedo como pocos. ¿Los motivos? Quizá sean muchos, pero me quedo con el temor de nuestro subconsciente hacia esa parte desconocida de nuestra realidad, hacia la vulnerabilidad de nuestro cuerpo y de nuestra mente ante algunos agentes externos, ya sea una enfermedad física o mental o una entidad desconocida que invade nuestro cuerpo. Si a esto añadimos que la víctima de aquel "mal en estado puro" era una niña de rostro angelical (interpretada por una Linda Blair que jamás consiguió desprenderse de este personaje), entonces el resultado se antoja aún más sobrecogedor. Una vez escuché que en determinadas secuencias se insertaron fotogramas de calaveras para añadir un miedo subliminal a las ya de por sí terroríficas imágenes. Esto es algo que no he podido comprobar, por lo que me abstengo de opinar al respecto.

La magistralidad con la que están tratadas cada una de sus secuencias, con ese ritmo de intensidad creciente, acompañado de unas buenas interpretaciones y una brillante puesta en escena, hicieron de este metraje una referencia en el cine de terror. Su banda sonora (mundialmente conocida), así como su fotografía fueron otras de sus grandes bazas.

Entre sus infinitas curiosidades, me llama personalmente la atención que el personaje de Chris McNeil (interpretado por una sufrida Ellen Burstyn) fuese ofrecido en una primera instancia a Audrey Hepburn, pero la exigencia de ésta de que el rodaje se llevase a cabo en Roma hizo que se descartase a la protagonista de "Desayuno con diamantes" para el papel, dado el alto coste de la exigencia. Un personaje que también fue ofrecido a Jane Fonda, la cual lo descartó por considerar la historia demasiado fuerte para ella.

Una película que cosechó nada menos que diez nominaciones a los Oscar (aunque sólo se hiciese con el de mejor guión adaptado y mejor sonido) y que se alzó como ganadora de los Globos de Oro a la mejor película, al mejor director, al mejor guión y a la mejor actriz de reparto. Una absoluta referencia en el cine de los años 70.

Místico

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