Las cuatro horas de duración de su metraje "obligaron" a esta película a partirse en dos. Dos vólumenes que dejaban claro el amor que Quentin Tarantino sentía por el cine de acción oriental (al cual rinde un claro homenaje) así como por la propia cultura del cómic."Kill Bill" fue una película original como pocas y no sólo por la desestructuración de su montaje (seña de identidad de este director americano) sino por la inclusión de otros elementos en la misma que convertían la cinta en todo un ejercicio de originalidad formal, sirva de ejemplo la estratégica utilización del blanco y negro o la brillante inclusión de un cortometraje de animación manga para presentarnos los orígenes de uno de los personajes principales.
El humor negro que derrochaba toda la cinta servía de perfecto contrapunto para unas secuencias de lucha tan efectistas como bellas (el enfrentamiento bajo los copos de nieve que enc
araba a Uma Thurman con Lucy Liu en aquel jardín oriental dejaba clara constancia de ello). Para el recuerdo quedará la sangrienta batalla contra el ejército de O-Ren, también conocidos como "los 88 maniacos", una larguísima secuencia de lucha con espadas que se ha terminado convirtiendo en la más famosa de toda la película."Kill Bill" también supuso la recuperación para el cine de algunos nombres que estaban cayendo en el más absoluto de los olvidos, como David Carradine o Daryl Hannah, unos actores que, pese a poseer cierto gancho, no conseguían eclipsar al personaje protagonista de la cinta, una Uma Thurman que brillaba aquí con luz propia.
Por cierto, que Tarantino anunció en su momento la intención de rodar "Kill Bill: volúmenes 3 y 4", dos cortometrajes que reflejarían el pasado de los personajes de Bill y Beatrix Kiddo. Habrá que ver como se enfoca todo esto ahora que ha fallecido el actor que encarnase a Bill: el recientemente desaparecido David Carradine.
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