miércoles, 24 de junio de 2009

Retazos de una infancia

Son muchas las razones por las que hoy quiero hablar de esta película, diferentes motivos entre los cuales opto por quedarme con el más importante de todos: lo mucho que me entusiasmó cuando apenas contaba con doce años.

"Cariño, he encogido a los niños" supuso uno de los éxitos más importantes en la historia de la factoría Disney en cuanto a producciones con actores reales se refiere. Una película dirigida por Joe Johnston (responsable de los efectos especiales de "Star Wars" e "Indiana Jones") que debutaba con esta película en tareas de dirección. Se cuenta que el guión con el que John se encontró originalmente era bastante más oscuro que el que finalmente reconstruiría en la cinta, un guión que incluía la muerte de uno de los niños (cinco en un principio) en su viaje de regreso a casa.

El resultado final: una película de aventuras apta para toda la familia, aunque más enfocada a un público infantil, que suponía una buena apuesta por los efectos especiales de aquellos años (1989). El protagonismo de la cinta no recaía en este caso en los actores, sino en los grandes escenarios en los que se desarrollaba la trama. Unos escenarios bien logrados que irónicamente resultaban ser de lo más cotidianos, de ahí la fuerza de la historia y, en definitiva, de toda la película.

Rick Moranis (representando una vez más ese papel de intelectual estúpido del que parecía no querer despegarse) se erigió como el actor estrella de la cinta, de una película en la que para mí destacaba bastante más otro de sus personajes: aquella joven hormiga que acompañaría a los chavales en su aventura por el cesped del jardín (¡Qué extraña resulta esta frase!). Y es que conseguir, como se consiguió aquí, que sintiesemos tanto cariño por uno de estos insectos (hasta el punto de lamentar su posterior pérdida del modo que lo haríamos) resultó ser algo cuanto menos digno de admiración.

Místico

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