miércoles, 22 de abril de 2009

Un bello retorno a la infancia

Pocas veces un cuento de hadas ha sido llevado al cine con tanto acierto como cuando en 1987 Rob Reiner adaptó este libro de William Goldman. Y lo hizo además dándole un toque cómico y desenfadado que no violaba en ningún momento las pautas que toda buena historia de príncipes y princesas debía respetar. Aquí los malos son muy malos, los buenos muy buenos y los acontecimientos se desarrollan tal y como tienen que desarrollarse.

Los personajes tan absolutamente estereotipados que encontramos en la cinta podrían resultar molestos en cualquier otro tipo de narración, pero aquí no hacen más que engrandecer una historia de aventuras que nos engancha desde el primer momento. Y no lo son porque "La princesa prometida" es equiparable al cuento que nos narraban cuando éramos niños, a esa bella historia de amor y aventuras que nos hacía soñar, tan previsible como aquel cuento que nos leían varias veces, pero que no por ello nos dejaba de gustar (a la vista estaba la reacción del joven Fred Savage cuando su abuelo amagaba abandonar su lectura).

Una bella historia de aventuras que supuso la presentación para la gran pantalla de una jovencísima Robin Wright, la cual hasta la fecha tan sólo era conocida por interpretar a uno de los personajes principales de la mítica serie "Santa Bárbara". Toda una apuesta la que Wright hizo con este título por lo qué veinte años después aún sigue siendo recordada.

Místico

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