lunes, 20 de abril de 2009

Cuando un buen actor salva toda una película

Su guión parecía sacado de un film para la televisión, para uno de esos pases de sobremesa "basados en hechos reales" que tanto gustaban (y en el fondo siguen gustando) a una parte de nuestra población. Nunca he comulgado con este tipo de cine pero "A propósito de Henry" supo dejarme buen sabor de boca tras su primer visionado en 1991. También es de recibo reconocer que por aquel entonces contaba con quince años y que mi capacidad de sorpresa era, lógicamente, bastante mayor. Y es que creo que hoy día una valoración de la cinta me haría indicar que son muchos los aspectos de la misma tan blandos, "pastelones" y absolutamente previsibles que ensuciarían en gran medida la más importante de todas sus bazas: la magistral interpretación de un Harrison Ford tremendamente creíble en un personaje desde luego nada sencillo, un abogado que mostraba dos caras tan absolutamente extremas que implicaba encarnar a dos personajes distintos.

Quizá sea por esta interpretación por la que destaco hoy esta cinta. Y es que a diferencia de otros títulos tratados aquí, la trama de "A propósito de Henry" resultaba entretenida, pero poco más... Considero que las excesivas lecciones morales que intentaba darnos la misma sobrarían en gran medida (aquello de "quién esté libre de culpa que tire la primera piedra"), así como que existían un gran número de secuencias que se alargaban de forma innecesaria (por no decir que sobraban en muchos de los casos), las cuales ralentizaban el ritmo de una cinta ya de por sí lenta. Diferentes motivos por los que la valoración de "A proposito de Henry" no puede ser todo lo positiva que merecería, más teniendo en cuenta que pocas veces como aquí se vio a un Harrison Ford tan acertado.

Místico

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