lunes, 6 de abril de 2009

Algo más que una cinta apocalíptica

Catorce años después de su estreno, uno piensa en "Doce monos" como la película que supuso el reencuentro con un viejo género. Un título que demostraba que cuando las cosas se hacían bien incluso los "poco amantes de la ciencia ficción" podíamos admirar la labor llevada a cabo por su director, en este caso Terry Gilliam. Una historia compleja, donde los saltos en el tiempo, linealidades temporales y realidades alternativas dificultaban en gran medida el correcto seguimiento de la misma, pero que conformaban un entramado de tal complejidad que despertaba el interés por construir una historia que sólo en sus secuencias finales disponía de sentido completo.

Su protagonista, Bruce Willis, quedaba eclipsado por un "joven" secundario llamado Brad Pitt (por primera vez nominado al Oscar por este papel), que utilizaba este título como confirmación de un talento que ya habíamos visto meses antes en una película para la historia: aquella de David Fincher que giraba en torno a los siete pecados capitales y que marcaría para siempre toda su carrera.

Muchas cosas podría añadir a este título, pero me limitaré a subrayar que "Doce monos" fue una apuesta acertada, cuya interesante trama y sorprendente final salvaron en gran medida un planteamiento inicial de lo más explotado: el de una Tierra asolada en el futuro por un apocalíptico virus mortal.

Místico

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