lunes, 26 de enero de 2009

Una estructura narrativa tan original como asombrosa


No creo equivocarme si afirmo con rotundidad en este blog que "Memento" es la película más "original" que he visto en mi vida... Y no le doy este adjetivo porque su guión sea de ésos que nos deja a todos con la boca abierta, ni tampoco porque sea una de esas peliculas cuya estética y puesta en escena le otorgan una personalidad indiscutible. Si analizamos este título bajo estos prismas, "Memento" es una más de tantas. Un thriller con algunos momentos de interés, una historia más o menos interesante, pero una de tantas...

La originalidad de esta cinta radica en su estructura, en su montaje. Pero cuidado... Un montaje en nada parecido a aquel que se puso tan de moda con "Pulp Fiction" y que González Iñarritu explotó hasta la saciedad. Aquí no hablamos de historias cruzadas que forman un entramado espacio-temporal con cierto toque transgresor. No, "Memento" es una película mucho más sencilla que todo eso (o compleja, según se mire). La obra de Christopher Nolan simplemente se narra al revés.

¿Y por qué esta estructura? Lo mejor sin duda de todo su desarrollo es la justificación de dicha construcción narrativa. Existe un trastorno llamado amnesia anterógrada que provoca, en los sujetos que la padecen, la incapacidad de almacenaje de nuevos acontecimientos en lo que vendría a llamarse memoria a largo plazo. En otras palabras, en el momento en el que estos sujetos pierden la concentración en aquello que estaban haciendo, pierden automáticamente el recuerdo de dichas acciones. El protagonista de esta cinta padece dicho trastorno y el espectador que ve la película, lo padece con él. Todas y cada una de las secuencias de la misma están invertidas en su orden. Aquí no hay flasbacks ni flashforwards, aquí simplemente todo va en sentido inverso.

Leonard (Guy Pearce) padece amnesia anterógrada, algo que le dificulta enormemente su vida cotidiana pero que no le aleja ni un solo instante del objetivo que lleva marcado: encontrar al asesino de su mujer. Con cada uno de los saltos de secuencia nosotros, al igual que su protagonista, perdemos el sentido de todo lo que conocíamos hasta ese momento: ¿Qué hace ahora Leonard en este escenario? ¿Quién es la chica que se encuentra frente a él? ¿Y por qué sonríe de ese modo tan extraño?

Todo un ejercicio de memoria y retención que se hacen necesarios para ver este título y entender el conjunto tras los créditos finales, porque sólo cuando termina la cinta es cuando podemos empezar a reconstruir el puzzle completo con las piezas que nos han ido dando a lo largo del film... Eso o verla de nuevo con el mando a distancia en la mano e invirtiendo el orden de visionado de cada secuecia, que así todo tiene más sentido pero claro, se le quita toda la gracia.

Místico

2 comentarios:

  1. En la facultad estuvimos casi un mes analizando esta película, la originalidad (en ese momento) del montaje y demás. Me gustó, creo que es un ejercicio narrativo sobresaliente, pero lo malo es que es una de esas películas que sólo puedes ver una vez porque una vez q conoces cómo acaba y encuentras el sentido a todo lo que te han estado mostrando, ya no tiene gracia.

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  2. Lo difícil es captarle ese sentido completo en un primer visionado.

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