martes, 13 de enero de 2009

Nada comparable a la pureza de algunos sentimientos

¿Es necesaria realmente la palabra? ¡Cuántos sentimientos se pueden transmitir con una simple mirada, con un simple gesto! Cuando alguien ama por encima de todo... ¿acaso no es suficiente con sentirlo? Jane Campion nos hizo amar la música y entender ciertos sentimientos de un modo inconmensurable con "El Piano". Holly Hunter, muy justamente oscarizada por este papel, sería la encargada de hacernos sentir y comprender que existían infinitos modos de comunicación, tantos como sentimientos podía atesorar un alma humana. Este título también nos enseñaría que la pasión podía ser el sentimiento más puro de todos ellos, el más incondicional, especialmente si nacía de las mismas entrañas del ser humano, la pasión por sentir las teclas de un piano abandonado en la playa o la nacida de los instintos más básicos de cualquiera de los hombres.

Magistral sin duda Anna Paquin, la niña de apenas diez años que subiría aquel año, gracias a este papel, a recoger un Oscar y magistral, soberbia e inolvidable su banda sonora, porque pensar en esta película y no escuchar de fondo aquellos notas de Michael Nyman resulta hoy día practicamente imposible.

Una película de 1993 que tiene ya su pequeño hueco en la historia.

Místico

2 comentarios:

  1. No me acuerdo mucho de la película, ligeros retazos en mi cabeza y piezas de un puzle que no terminan de unirse, ahora bien, la música la tengo grabada a fuego. Una de las mejores bandas sonoras que ha dado el cine. Unos acordes magistrales que son una importantísima base en el resultado emocional de la cinta.

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  2. Estoy cien por cien de acuerdo con tu última reflexión, Gabriel. Resume perfectamente lo que esta bada sonora hizo con un título como "El Piano".

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