
"El Orfanato", aquel bello y triste cuento gótico de fantasmas que supuso el espectacular pistoletazo de salida en la carrera de Juan Antonio Bayona y que confirmaba la valía que para el cine tenía Belén Rueda, poseía ese halo de misterio propio del género, revitalizado por una cuidada puesta en escena, donde fotografía y dirección artística aumentaban de forma notable la calidad de la película. Sus buenas interpretaciones le valieron también para subir la fuerte carga dramática de la cinta, una cinta dura pero que, como todos los cuentos, nos regalaba un final con cierto tono esperanzador.
"El Orfanato" poseía una doble lectura: aquella fría, dura y real, que nos hablaba únicamente del desequilibrio psicológico de una madre que acaba de perder a su hijo y esa otra mucho más bella y esperanzadora en la que fantasmas, sueños y personajes de Peter Pan nos regalaban un mensaje final que apuntaba a la esperanza. Que cada uno elija el suyo. Yo hace ya tiempo dejé de creer en sueños y fantasías por lo que, tristemente, me tengo que quedar con el primero...
Místico
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