
Roman Polanski, que un año después del rodaje de esta película perdería a su mujer embarazada a manos del psicópata Charles Manson (la cual tenía un pequeño papel en esta película), debutaba en el cine americano con esta adaptación de la novela de Ira Levin. Mia Farrow, casada por aquel entonces con un Frank Sinatra que a mitad del rodaje solicitaría su divorcio, fue la actriz elegida para encarnar a la sufrida protagonista. La oposición de Sinatra a la carrera de Farrow hizo que ésta en algunas ocasiones le suplicase a Polanski la rescisión de su contrato, acto ante el cual el director le mostraba algunas secuencias ya rodadas de la película y le aseguraba que de continuar con el proyecto ese año sería nominada al Oscar como mejor actriz. Esta "jugada" de Polanski conseguiría mantener a Farrow dentro de la película, pero la nominación, como bien es sabido, nunca llegaría a producirse. De hecho, muchas de las lágrimas que vemos del personaje de Rosemary son lágrimas reales de la propia Farrow ante los papeles de separa

Está claro que las leyendas que circulan en torno a esta película "maldita" son muchas, y es posible que esto suceda con gran parte de las cintas que tratan temas satánicos como "El exorcista" o "La profecía", pero lo que está también claro es que este título tiene una fuerza especial. Su fama quizá le venga de ahí, pero es de recibo reconocer que "Rosemary's Baby" o "La semilla del diablo" es una propuesta que, salvo en su tramo final que quizá considero innecesariamente explícito, posee ese clima de intriga y sutileza narrativa que consigue, gracias en parte a una interpretación soberbia por parte de Mia Farrow, transmitirnos una inquietud que a día de hoy, 40 años después de su estreno, a muchos nos sigue angustiando enormemente.
Místico
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