miércoles, 4 de marzo de 2009

Cuando el corazón no entiende a la razón

Existen películas sencillas, cuya trama parece tan simple que podrían incluso resultar poco atractivas a los ojos de muchos espectadores. Películas cuyo lento ritmo y escasa acción conllevan en muchos casos la falta de interés por lo que en ella se nos cuenta. El argumento de "La flaqueza del bolchevique" es sencillo, muy muy sencillo, pero la complejidad de sentimientos que atesora dentro resulta tan brutal, que el conflicto que la misma nos transmite nos hace comprender que pocas veces una película nos ha aportado tanto. Y es que es mucha la empatía que se necesita para comprender este título, porque el tema que trata es delicado, muy muy delicado...

"La flaqueza del bolchevique" habla de un amor imposible, del amor absolutamente puro y limpio que un desengañado treintañero, cansado ya de todo y desilusionado con la vida, comienza a sentir hacia una adolescente de apenas quince años. Una adolescente que le hará recuperar aquella ilusión que ya tenía perdida y que conseguirá que se reencuentre de nuevo con una vida que ya casi no recordaba. La lucha constante entre su corazón y su razón se contagia a un espectador que siente como propio lo que aquí se narra y que llega a comprender perfectamente la confusión que sufre la atormentada mente del personaje protagonista.

Tratándose de un tema tan delicado (donde jamás se debe confundir pederastia o abusos a menores con los sentimientos de amor puro que aquí se narran), es de reconocer la valentía de Manuel Martín Cuenca al presentarnos una historia tan arriesgada como ésta. Brillante Luis Tosar, pero más brillante aún una desconocida María Valverde de la que todos nos acabábamos enamorando en algún punto de esta película.

Místico

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