lunes, 9 de marzo de 2009

El amargo sabor de una reflexión

En ocasiones uno ve un título como éste y sale del cine con un sentimiento amargo. La sensación es aún más extraña si durante la primera hora y media de metraje no ha parado de reir ante lo que prometía ser una película divertida. Y es que "Bwana" es una título ciertamente engañoso. Las carcajadas que nos provoca la mayor parte del mismo quedan absolutamente congeladas ante su secuencia final, un sentimiento degarrador de absoluto dolor ante la reflexión que el mismo nos despierta una vez han comenzado los títulos de crédito.

Y es que "Bwana" habla de una parte de nosotros mismos de la que no nos sentimos demasiado orgullosos, pero que no por ello existe en un grado menor. Lo hace además de un modo directo, sin flitros, por lo que el impacto si cabe es aún mayor. "Bwana" habla de cobardía, del egoismo innato de los hombres y de su incapacidad de empatizar si ello requiere la pérdida de su propia seguridad. Nunca un título como éste nos había enseñado de un modo tan cierto que el hombre, en el fondo, nunca dejó de estar solo.

Unas localizaciones sin demasiadas pretensiones, un guión sencillo y unas buenas interpretaciones de Andrés Pajares y María Barraco convirtirieron a esta cinta de 1995 en una de las mejores apuestas de Imanol Uribe. Uno de los últimos títulos destacados en la filmografía de sus dos actores protagonistas.

Místico

No hay comentarios:

Publicar un comentario