miércoles, 10 de diciembre de 2008

¡Gracias, Roberto!

¿Cómo pasar por alto esta película? ¿Cómo no hacer una parada en uno de los títulos más bellos de la historia del cine? Un título que nos hizo creer que existía un amor aún más fuerte que la más cruel aberración gestada nunca por el ser humano, más fuerte aún que la más grande de sus barbaries, la barbarie que nació del odio irracional de unos cuerpos que carecían de alma. La cinta que nos hizo creer que no existía nada que pudiese destruir los lazos forjados entre un padre y su hijo, un ángel tan frágil que podría romperse con sólo tocarlo. El amor de todo un valiente, de un auténtico HÉROE, un PADRE en mayúsculas que supo encargarse de que nada malo le ocurriese a su "príncipe", porque "La vida es bella" y así es como siempre la deberían ver los inocentes ojos de un niño.

Místico

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